Parecía que hablaban de otra persona, mis compañeros de comunicación mencionaban sus rastas. No pasó mucho tiempo para que me detalle minuciosamente el proceso con orgullo. Me mostró una foto de ellas, una foto de las que se revelan y se guardan como tesoros, o se colocan en los bordes de los espejos o en carteleras llenas de memorias. Me habló de Los Brillantes. Cada uno con su propio resplandor, de los que no se espera nada más que problemas. El colegio puede sentenciarnos a eternidades de mala reputación. El brillo siempre estuvo ahí.
Suele ser curioso cómo conocemos a algunas personas. Mi
amiga lo había notado desde hace tiempo y hablaba de él como un tipo
alivianado. La veía en su Twingo, y a veces yo también estaba ahí, me hacía
escuchar The Libertines en casete en el equipo de su auto, no paraba con Don´t
Be Shy “For if you are shy for tomorrow you'll be shy for one thousand days” y
reflexionaba incansablemente sobre esta frase que le causaba valentías. Carl
Barat el aburrido, Pete Doherty el divertido. Julian Casablancas el tipo más
cool sobre la tierra. Boys Don´t Cry y casaca de cuero negra, jeans y camisetas
negras de alguna banda indie.
Vamos a fumar. Un tabaco tras otro. Pocas veces te escuchaba
sin interrumpir la conversación y cambiar el tema. Luego se disculpaba y
cuestionaba su falta de atención. Ese conflicto que varias veces enfrentó entre
el deporte o una hamburguesa de Burguer. KunFu vs Burguer King. Apareció como
modelo en las páginas de una revista de moda con muchas papas en la boca y en
su mano trozos de pollo. Una sonrisa que parecían dos. Risas que parecían dos,
siempre estuvo ahí el exceso. También toques de austeridad y sencillez, un
after que incluía la visita a “Molinos del Bacán” y te servía huevos revueltos.
Calentar el aceite en el sartén, colocar la sal y dejar que se funda, un
secreto del chef. Y sus reflexiones de la vida. ¿Qué es la felicidad? Luego me
dejaba en la casa a las cuatro cinco de la mañana.
Volvíamos, Molinos, auto, beber, dejar la puerta abierta y
oír música increíble. El Beto tosco y torpe me coge fuerte de la nuca y choca
nuestras frentes “Eres un buen pana”. Aun me duele. Maestro de ceremonia, la
fiesta nunca acababa. Siempre podía ser más tarde. Las chicas, los amigos. “Con
endoso no hay enojo”.
Me compartió su biblioteca musical, se quejaba de que salían
artículos sobre música que él recomendó y que se llevaban su crédito. Intentó
enseñarme a crear música en el Reason, me mostraba sus avances y creaciones,
los sonidos similares a las guitarras de los Strokes, en My Space el productor
de alguna banda indie famosa le dijo que por ahí está el camino en un
comentario. Estaba muy emocionado por eso. Hagamos una banda.
Si algo es misterioso son los extraños caminos que deja el
amor. Apasionado, y algo solitario transformaba el ambiente de mi proyecto de
radio online con sus invitadas. Gran parte del éxito fue su visión al estilo
John Casablancas. Un publicista nato. Sensible. Beto Casablancas. Una vez
fuimos una trinidad. Beto conocedor, Paolo las trivias, yo moderador. Salíamos
después del show en vivo del sábado para celebrar como rock stars. Falsa
modestia, nos encantaba. Ranchos, hamburguesa grasienta, coca cola, y
Zoociedad, a veces no. Tabaco siempre. Colegas. La trinidad.
Extraños caminos que deja el amor cuando ya no está. Beto On The Rocks, ya no había
hielo. Y cada vez se sentía más fuerte tomar un trago. Parecía que
hablaban de otra persona. Sensible, errático, inconstante, desconfiado, también
batalló contra su depresión. Ahora la música era demasiado fuerte, contenía los
mensajes erróneos, el cine era demasiado fuerte, pero sintonizaba con el
romance. Ya no importaba lo que le dijera, ahí dentro algo fue difícil de
arreglar. “Cause we don't need
reason and we don't need logic. We've got feeling and we're damn proud of it”
Destroyer,
Deerhunter, Cerati siempre Cerati, Soda Stereo, pongamos esto. En el
Welcome To The Machine fue el primero de nosotros en poner música en un evento,
bailamos tres, y nunca sonó mejor esa canción de Ray Charles “Mess Around”. La
música siempre estuvo como un elemento vital. Afuera de mi casa oímos
detenidamente “A Day in the Life” 2 minutos 16 segundos y se me perdió. Tabaco.
El Sargento de los corazones solitarios se fue a luchar su propia guerra.
Dios parecía el diablo, las preguntas ya no podían ser al
azar. Necesitaba las respuestas y nadie las tenía salvo él mismo. Las pastillas
sedantes, su refugio el hogar, cuando lo volví a ver parecía otra persona, pero
sabías que era él, porque nadie tenía esa ternura dentro, nadie se reía de esa
manera tan contagiosa, los comentarios toscos, tabaco, y coca cola.
La última vez nos vimos en un bar frente al río, celebraba
el cumpleaños de un amigo y tomaba una coca cola. Estaba más grande de lo que
recordaba. Me puteó porque no le contesté los mensajes, luego hablamos de la
radio, y que me canso de hablar tanto. No hablas tanto me dijo quejándose, que no
sea tan vago. Reímos un poco, y nos despedimos.
Un brillante se perdió en una vuelta involuntaria por el
universo.
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