Un Mundo Apático

Ópio

Marx dijo que la religión era el ópio de la sociedad.

Cuando tenía 12 años no entendía siquiera qué era ópio, ni me importaba quién fuese el tal Marx. Sin embargo sentí cierta simpatía por aquella frase. Al crecer, enlazaba la frase de Marx con las guerras y su origen. Claro, después de haberme enterado de la inquisición. Yo creía que la posicion natural del hombre ante todo es la de dar la contra, osea ser rebeldes, por lo que suponía que mi simpatía por la frase era una cuestión de lógica y rebeldía. Pero fueron pasando algunos años más y terminé dandome cuenta de que mi religión me lavó el cerebro. ¿Cómo?. Fácil, añadamos la tradición religiosa de la familia, sumemos los dogmas a los que los niños somos sometidos mientras nuestro criterio se forma(como que nos vamos al infierno si escuchamos Marilyn Manson) y empaquémonos en el cubo pequeño en el cual se mueve nuestro pensamientos sin libertad. Sudamérica dice "por algo será" cada vez que le sucede algo malo o bueno, o quizás recuerdas la frase "Diosito sabe por qué hace las cosas". ¿Suena conocido? Entonces puedes decir que tienes lavado el mate(la cabeza).

Ese cubo que enmarca el libre pensamiento es el que nos evita problemas, conflictos, nos encegece para poder ser felices en un mundillo apático. Por mi parte sentía que debía romper esas paredes, porque me parecía innegable el daño que me hacía, porque ya no podía ser un ciego apático. Me sucedió cuando mi alma gritaba, cuando sentía que me asfixiaba ese pequeño cubo empañado de dogmas, mentiras y conductismo, cuando sabía y sentía que aquello que supuestamente estaba mal estaba bien.

Marx aún tiene razón.