(Foto: Dario Orellana/Gracias a los modelos: Anina, Beto, Pico, Chavo, Shanta)
Hace un tiempo viajé al país de los tulipanes, cuando llegué, me pasé tres días enteros admirando a las mujeres holandesas. Le pregunté a mis amigos ¨suquitos¨ que cómo era posible que salgan a buscar pareja en otros países. Ellos, que acababan de estar en Cuenca, me dijeron con un brillo en sus ojos que cómo era posible que yo no me diera cuenta de la belleza de las mujeres de mi ciudad. Mis amigos me comentaron su perspectiva: -La mujer cuencana camina con una elegancia magnífica, su sentido de la moda resalta aun más su belleza natural-. A mi regreso solo podía pensar en lo que mis amigos suquitos me dijeron. Por mi parte, nunca podría negar la belleza de la mujer cuencana, pero ese factor de elegancia del que hablaron mis amigos se me había pasado por alto. Yo pensaba que esa distinción se restringía a mi gusto personal (donde incluyo la tristeza elegante) pero la verdad es que al salir a las calles, cines, fiestas, eventos y demás puedo ser testigo de esa elegancia de nuestras mujeres que es parte de nuestra idiosincrásia y es reconocida internacionalmente. Aquí hago una pregunta.
¿Cuantas veces nos hemos quedado pasmados, con los corazones rotos o con ilusiones de arena ante el paso de una bella mujer cuencana?
Hace un tiempo viajé al país de los tulipanes, cuando llegué, me pasé tres días enteros admirando a las mujeres holandesas. Le pregunté a mis amigos ¨suquitos¨ que cómo era posible que salgan a buscar pareja en otros países. Ellos, que acababan de estar en Cuenca, me dijeron con un brillo en sus ojos que cómo era posible que yo no me diera cuenta de la belleza de las mujeres de mi ciudad. Mis amigos me comentaron su perspectiva: -La mujer cuencana camina con una elegancia magnífica, su sentido de la moda resalta aun más su belleza natural-. A mi regreso solo podía pensar en lo que mis amigos suquitos me dijeron. Por mi parte, nunca podría negar la belleza de la mujer cuencana, pero ese factor de elegancia del que hablaron mis amigos se me había pasado por alto. Yo pensaba que esa distinción se restringía a mi gusto personal (donde incluyo la tristeza elegante) pero la verdad es que al salir a las calles, cines, fiestas, eventos y demás puedo ser testigo de esa elegancia de nuestras mujeres que es parte de nuestra idiosincrásia y es reconocida internacionalmente. Aquí hago una pregunta.
¿Cuantas veces nos hemos quedado pasmados, con los corazones rotos o con ilusiones de arena ante el paso de una bella mujer cuencana?
2 comentarios:
yo por lo menos al tomar la foto tuve que acutar como pasmado.. jajaja que nenas tan bellas que hay en cuenca!! que vivan!!
Así es, ¡Que Vivan!
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