Ilustración: Isabel Mardonez Instagram: devilcrayon |
El gastroenterólogo desde un inicio trató de impresionarme con su pantalla táctil. Tecleaba mi nombre con sus dedos índices. De la misma forma ingresó el diagnóstico en mi ficha médica. No sé si intentaba hacer tiempo o en verdad falló la clase de mecanografía de primero de básica. El hombre corpulento y vozalón emitió por fin el veredicto. Gastritis crónica. Así empieza una historia de terror llena de drogas, sobriedad, celibato y vegetarianismo.
“Old Habits Die Hard”
canta Mick Jagger para la banda sonora de Alfie, una película sobre un
borracho, galán, mujeriego con buen gusto. Nada que ver conmigo. “Find what you
love and let it kill you” decía otro borracho nada galán, más bien desagradable,
pero adorable Charles Bukowski. Sabias palabras que me guiaron a este extraño
camino de redención involuntaria.
La gastritis crónica puede devenir en úlcera y en casos graves
podría llegar a cáncer. Robin Warren y Barry J. Marshall identificaron en 1982
la "helicopbacter pylori" una bacteria que puede vivir en el entorno
ácido del estómago y que es causa de gastritis, o úlceras. Ese descubrimiento
les significó un Premio Nobel de Medicina. Yo no tengo este huésped gracias a
Ford, aunque después del diagnóstico me prohibieron beber alcohol, cafeína,
fumar, comidas grasas, entre otras delicias de un mundo feliz. No podía caer en
peor momento, se venía Navidad, Fin de Año, mi cumpleaños, y Carnaval. La
Isabel me dijo que este será un muy buen año para mí por todos los sacrificios
que he hecho. Ok. ¿A qué hora empieza lo bueno? Cuando escribí más arriba sobre
drogas me refería a las que el médico prescribe, no esas que te pegas todos los
fines de semana en Girón.
Anthony
Bourdain describió a los veganos como “…as enemies of everything that´s good
and decent in the human spirit.” No necesito llegar a ese extremo, ya es
demasiado renunciar a mis grandes amores, específicamente mi reciente affair de
siete años con el gin, mi eterno apego al café/capuccino, y mi adicción a la
carne, pan y arroz de este mundo.
¿Cómo sabes que los viejos son viejos? Porque hablan de
crimen y enfermedades todo el día. Desde este pasado noviembre me encuentro
balbuceando de un solo tema en todas las reuniones sociales: Gastritis y cómo
curarla. El detonante obvio de todo esto es producto de una cortesía. Dicen que
estamos en crisis, pero a mí nunca me dejan de ofrecer trago. Cuando me niego a
los placeres del alcohol todo es malas caras, reacciones de pena, y curiosas
recetas milagrosas bajadas de alguna iluminación celestial, el “diablo” del
Omezol, o una Tripa Mishqui. Las noches nunca fueron tan aburridas y bien
intencionadas.
El otro día visitaba por el cumpleaños de una amiga el Zoociedad.
Un antro en donde las clases sociales se pierden en un fraterno y denso olor a
comunidad, con un playlist que no ha cambiado desde que tengo dieciocho años.
Seguro bailaron la Pantera Rosa versión salsa, y sus impulsos más hippies
aparecieron al son de Bob Marley, o Mano Negra. Un sobrio en Zoociedad es como
un hípster al reguetón. ¡Sáquese! Mis visitas al “bajo” mundo no han sido iguales
desde hace meses. ¿No queda más que embriagarse de felicidad? ¿Y si me
acostumbro a esto? No.
¿Y el sexo? El sexo llegó a un nivel extremo alarmante. Cero
por ciento. Nadie la invitaría a una noche loca de infusiones. A menos que seas
su mejor "amiga" y le hagas a la pijamada. Si el objetivo es coquetear
no tienes futuro. “Nadie empezó una aventura bebiendo un vaso de agua” me dijo
Érica ebria afuera de un bar del centro. Maldita degenerada. Llámame.
La aventura más grande a la que he estado dedicado
últimamente, a falta de otras mejores, es la comida saludable. No significa que
este blog vaya a incluir recetas, o que cambie de categoría a gastronomía, no.
Ahora me la paso preparando quinua, avena, desayunos con fruta y más avena,
festivales de infusión con miel. Me disfracé de vegetariano, para descubrir que
cuando vas a un concierto no tienes opciones saludables, te encuentras con un montón de embutidos,
gaseosas, dulces, pan blanco. ¿Les parece exagerado? Es vital tener opciones
saludables en eventos que congregan mucha gente. Somos lo que comemos, por eso
tienes forma de hamburguesa, y hueles como una.
Igual extraño la carne, el café, el gin, el tabaco. No voy a
dejar de ser carnívoro, por ahora el experimento saludable va por buen camino. Bienvenida
esta temporada estilo purgatorio por todos los crímenes que cometí en contra de
mi humanidad. Por ignorancia, a veces sabiendo. “Old Habits Die Hard”. Le dije
al Topher que esto me pasó por “la mala vida”, él me respondió que más bien fue
“la buena vida”. A la que espero volver después de redimirme.
Hoy tuve cita con el vozalón del gastroenterólogo, perdió de
nuevo mi ficha médica en su computadora de pantalla táctil. Aun me quedan unos
meses de tratamiento. ¿Qué podría malir sal?
P.D: Deje su cura para la gastritis en un comentario.