Nos dirigíamos a República Sur en búsqueda de un par de tragos. Cuando llegamos escuchamos que la gente hablaba de un temblor. ¿Sentiste? No. Ninguno de nosotros. Después de investigar sobre el hecho en Internet nos enteramos que el terremoto de 7,8 en la escalada de Richter tuvo epicentro en Esmeraldas a las 18:58, con casi 200 réplicas, algunas de 6.1 grados. Hoy ya se contabilizan más de 250 muertos y más de 2500 heridos. El sector del terremoto es una zona bastante vulnerable, debido a eso la terrible catástrofe.
Nosotros que no habíamos sentido el terremoto nos dirigimos a un sitio para comer algo. No pude evitar hablar sobre la desesperanza y resignación que tengo sobre los problemas del mundo en general. Que la política interesada, que los pocos poderosos, que la inestabilidad provocada, que el sistema, que el anarquismo, etc...
Creo que tuve una de las conversaciones más desalentadoras, tristes y resignadas de mi vida. Hasta ayer no tenía pensamientos muy favorables sobre la humanidad ¿Tenemos todavía algo de bondad en nosotros o ya somos solo un manojo de ideas cínicas?
Hoy mientras me indignaba leyendo los comentarios de chiste, burla, y de insensibilidad sobre el terremoto, no podía nada más que confirmar lo que tanto había hablado el día anterior. Entonces mi hermana, que es Scout, se preparaba para unirse a otros voluntarios que desinteresadamente estaban ayudando a organizar todas las donaciones para los afectados. Admirando su ejemplo decidí dar una mano también.
En el lugar había mucho trabajo por hacer. Separar la ropa que llegaba. Hombres, mujeres, niños, niñas, adolescentes varones, adolescentes mujeres, ropa de bebé, dejar de lado la ropa abrigada, y la ropa interior. Registrar la comida que llegaba. Registrar los medicamentos. Embalar por categorías y luego cargar a la volqueta. La cantidad de voluntarios hacía que todo sea mejor. Nadie recibía un pago ni nada. Estaban ahí aportando con su tiempo, fuerza, recursos. Pura solidaridad.
Yo ayudaba a separar tipos de ropa. Era inevitable imaginar quién en la familia hizo las fundas. Había muchas prendas para niños, niñas, bebés, ropa de mujer adulta. Seguro las madres de familia estaban armando esas donaciones. También se dejaban ver los aportes masculinos un par de camisetas de la selección del Ecuador hacían una suerte de metáfora de lo unidos que podemos ser en la tragedia.
Lllegaba mucha ropa para niños, y no podía dejar de sentir una mezcla de sensaciones de alegría y tristeza. Esa ropa pequeñita. En pocas horas una niña vestirá esa camisetita que lleva el nombre de su benefactora y un 20 en el reverso. Esa niña sabrá que la solidaridad lleva el nombre de Carolina.
Al terminar de separar la ropa de otra donación, vi una rosa de plástico al fondo de la funda. Esa persona que pensó que no solo era necesario la comida y la ropa... esa persona pensó que también era necesario algo de bondad, esperanza y amor. Admito que sigo conmovido por la generosidad de mi hermana, y de todas esas personas desconocidas. Gracias Joha, y los desconocidos por recordarme que aun tenemos cosas buenas adentro.
2 comentarios:
Great piece Dario. I too am a cynic so it is always a refreshin surprise to see there is still some good in people.
I am glad you are all safe and I hope Joha and her companions stay safe. It will be heart wrenching for most of them as seeing this kind of suffering and devastation is an uncommon thing.
Big hugs to you and the family.
Love you all.
Thanks a lot for this words dear Jane! And sorry for answer so late. Yeah I think we´ve been cynic for too long, It´s amazing how little things make our soul wake up, so we can remember we once were innocent.
Big hug dear aunty Jean!
Publicar un comentario