La concurrida Plaza de Armas / Arequipa, Perú |
Los mochileros dicen que el verdadero viaje empieza cuando te quedas sin dinero.
Oscar es un chileno que conocí en el hostal más barato que pude encontrar en Arequipa. Tiene baja estatura, algo gordo, lleva lentes, y aunque es nervioso, tiene cierto carisma que seguro le llevará lejos. No se ve como un mochilero, sino más bien como un turista, no viste mal. Oscar tiene el plan de ir a Suiza a encontrarse con su hermano y conseguir su "sueño suizo".
Escapó de casa, su familia no sabe dónde está, por ahora. Su amigo lo dejó botado por una peruana que al parecer le ofreció el oro y el moro. ¿Quién no lo haría? Me contó que le robaron una buena suma de dinero, y que ahora se las ingenia para pagar el hostal vendiendo trufas, sánduches, o lo que se le ocurra. Me uní hoy a su plan de venta, y relativamente fue fácil hacerlo. Hay que esquivar policías, y sacar todo el carisma que no tienes, inventar historias, coquetear. En la guerra, el amor y el mochileo... todo se vale.
Puente Grau / Arequipa, Perú |
Vendí dos trufas y dos sánduches de jamón con pepino y mostaza. Los primeros a un sol, los otros a 2 soles, pensado para 2.50 soles. Pero hay que bajarle porque un menú que incluye un primero, un segundo y un jugo cuesta 4 soles. Así, más de un sol suena a estafa, ahí entra el factor carisma.
El mundo del mochilero es generoso, cordial, e intenso. Oscar compartía conmigo desde un cigarro a sus conocimientos de supervivencia. Invaluable. Los mochileros de verdad tienen que vérselas a diario con una realidad fuerte y lejana de cualquier manifestación ególatra.
Pedir comida gratis en pollerías, o en cualquier otro lugar es común. Dependen de la amabilidad de las personas. Los mochileros comparten la información. Ese día un argentino con rastas nos dijo lo de las pollerías. Oscar dice que tienes problemas si no tienes un sol, pero si tienes al menos uno, entonces lo puedes multiplicar. Y es verdad. Empiezas a ver tus cosas de valor como minas de oro.
La comunidad mochilera es sobre todo generosidad. Si alguien no tiene nada le prestan/regalan, si no saben hacer nada les enseñan. Cuando vemos viajeros con sus manillas, debemos saber que esa es una de sus mejores maneras para ganar dinero. Conocí a una pareja que viajaba mochileando por mucho tiempo, ambos europeos, llevaban casacas NorthFace, pantalones Mammut, zapatos de alta montaña de marca; estamos hablando de todo un estilo de vida. Mochilear no es siempre sinónimo de pobreza, ni es para tontos. Es un estilo de vida que los más despiertos saben aprovechar.
Recibí datos de una chica colombiana para cruzar fronteras y evitar los controles abusivos y corruptos. La pude ver nuevamente de casualidad en un mercado en La Paz. Hay mucha información que prefiero no revelar. Mi introducción al verdadero mochilerismo sin duda fue superficial, pero en ese corto tiempo fue intenso e informativo.
Calle Santa Catalina / Arequipa, Perú |
Llegada la noche, ya en el hostal, decidí dejar a Oscar. Su generosidad sobrepasaba los límites de mi periodismo. Que aunque le decía que no lo necesitaba, el seguía ayudándome desinteresadamente. Mi curiosidad llegó al punto de hacerme sentir mal. Yo lo investigaba y a su entorno. Creo que lo que Oscar buscaba en el fondo era un compañero de viaje que le sirva de apoyo en su travesía.
Oscar conoció una linda chica que le propuso trabajo en algún lugar, él lo veía como una gran oportunidad. Esa noche pudo conseguir diez soles para poder dormir en una cama en ese hostal, y consiguió algo más para tomar un trago en la noche.
Lo último que supe de él fue que volvió a su hogar, que recuperó su cuenta hackeada en facebook, y que está muy feliz con su pareja y familia.