A la naturaleza se la relaciona comúnmente con sensaciones
de paz, tranquilidad, equilibrio, pureza, etc. Hay otras palabras no tan
populares con las que también se la relaciona, y que pocos suelen comentar. Una de
ellas es el miedo.
Se dice que el personaje en el que se inspiró Spielberg y
Lucas para crear la historia de Indiana Jones fue el estadounidense Sylvanus
Morley, arqueólogo y espía en la primera guerra mundial. Mi imaginario sobre un
espía y arqueólogo no me permite divagar sobre la torpeza o los miedos que un
personaje así podría tener. Indiana Jones es un ejemplo estereotipado del
aventurero sin miedo.
¿Te imaginas al audaz
Thor Heyerdahl asustado en su Kon-Tiki en el océano? ¿Un Edmund Hillary
abortando misión en medio camino a la cima del Everest porque le dio pánico? ¿O
un Neil Armstrong aterrorizado en medio del espacio a punto de llegar a la
Luna? A todas estas preguntas la respuesta es un rotundo no.
Heyerdahl en sus memorias “Tras Los Pasos de Adán” se lo descubre como un niño con miedo a la oscuridad, incluso al agua. De Hillary se
supo que las dudas y los miedos nunca lo abandonaron hasta llegar a la cima. De
Neil Armstrong se decía que tenía pánico escénico, y que después de algún
tiempo del alunizaje tuvo un tratamiento psicológico para tratar una depresión
post hazaña.
Edmund Hillary y Tenzing Norgay, Neil Armstrong y Thor Heyerdahl |
Son algunos nombres legendarios de la historia de la
aventura humana, que aunque son eternos, también demostraron ser vulnerables.
Yo no me comparo con ninguno de estos buenos hombres ni mucho menos. Pero sí he
experimentado el miedo en mis aventuras.
En el 2015 viajé a Perú para conocer ese hermoso país
vecino. En Huaraz, al norte de Perú, en mi camino a la Laguna Churup, sin agua
y sin comida (una tontería de mi parte), me encontré en media montaña
totalmente solo, con un viento brutal, helado y ruidoso que me obligó a sacar mi
móvil y escuchar música para liberarme de ese estupor en el que caí.
En el 2019 tuve la oportunidad de subir a la cumbre del
Cotopaxi con mis amigos. El entrenamiento lo hice en las cercanías de Cuenca,
en el cerro de Monjas, en el Sagrarrumi en Barabón, y el Parque Nacional El
Cajas. Paraguillas es uno de los sitios perfectos en el Cajas para entrenar
altura y aclimatación. Esos días estaba terminando una relación sentimental, y
decidí ir solo a Paraguillas, mi caminata estuvo normal en un día frío y
ligeramente lluvioso, pero empeoró muy cerca de la cumbre. Lluvia, un fuerte
viento y una tormenta eléctrica me obligaron a desistir de esa cumbre que
conozco perfectamente. Ese día mi mente se llenó de pensamientos negativos,
tanto que me temblaban las piernas y no podía dar un paso. Salí de ahí al borde
del pánico, y en el auto me reproché mí avanzada en ese clima tan poco
favorable.
1. Empezando el viaje a Perú 2. En camino a la laguna Churup 3. Un buen día en el Cajas pre Cotopaxi |
4. En alguna montaña del Azuay |
¿Qué es lo que estaba sintiendo?
Miedo
¿Cómo es mi miedo?
Empiezo a pensar en que podría accidentarme, que cómo podría salir de ahí si
nadie sabe que estoy ahí, tampoco tengo señal en mi celular ¿Cómo me van a
encontrar? Recuerdo a conocidos caminantes de mi ciudad perdidos, accidentados
o muertos en sus recorridos. Mi ansiedad roza el pánico. Empiezo a sentir un leve
temblor en mis piernas, el miedo, el pánico pretende estacionarse en mí. Mientras
el miedo avanza mis ojos empiezan a arder, y me desespera que quieran cerrarse.
Ante mi falta de “cabeza” y renunciando a mi ego, mi ambición de llegar a mi
objetivo, simplemente abandono y regreso. Me reprocho esa actitud y me
sorprende mi falta de serenidad, de calma, y temple. Me cuesta admitir que tuve
miedo, que perdí el control.
No podía identificar el origen de ese miedo hasta ahora. Algunas
frases me daban alguna pista. Me
encontré con:
“We must take the feeling of being at home into exile.We must be rooted in the absence of a place.” -Simone Weil
Accepting Responsibility. Here, you focus on being responsible for the situation, rather than assigning blame, wishing that the situation was otherwise, or hoping for magical deliverance. Blaming, wishing, and hoping take power out of your hands. Accepting responsibility comes to terms with the objective information you gather about the risk. -Arno Ilgner
Pero no es sino hasta que veo el video de “Espíritu Libre”
que tengo una respuesta. Es el sobrenombre de un holandés viajero, un youtuber
que se llama Martijn Doolaard, que realizó un viaje desde Vancouver a la
Patagonia en bicicleta. El describe las experiencias en lugares desolados como
abrumadores y dice sobre el desierto:
“The scary
thing about the desert is not the silence, is not the fear of having not water,
the drought, and it´s not the thunderstorm, it´s the lack of control over what
you´re going to do… and there´s just nothing there, but you and the stars, and
it can kind of freak you out… and you are physically very alone and if you
freak out, you don’t´ have the choice… and that lack of control is sometimes
very frightening”
“La falta de control”. Esta es la frase que me devolvió la
tranquilidad. No necesito estar en un desierto en la mitad del camino entre
Vancouver a la Patagonia para sentir esa falta de control. La pude sentir
varias veces en estas experiencias que acabo de describir, incluso en otras en
mi vida cotidiana.
Entender de dónde viene ese miedo en la soledad de la
montaña me da tranquilidad. No es el tipo de saber que los viajeros comparten
con frecuencia, y agradezco a “Espíritu Libre” por exponerlo tan abiertamente.
Les dejo el video más abajo para que lo revisen.
Mi larga relación con el miedo siempre ha sido constructiva. Esta no es ni la primera, ni la última vez que voy a sentir miedo. Yo no soy un aventurero sin miedo como Indiana Jones, me parezco más a Heyerdahl con miedo al agua, a Hillary lleno de dudas, y Armstrong con pánico escénico.
Comparto
este texto con ustedes que espero que les sirva en sus viajes más tranquilos,
como en los más audaces. Será un gusto leer sus experiencias de viaje al aire libre en los comentarios.