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martes, 22 de septiembre de 2020

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En el capítulo anterior vivimos ¿a tope? la vida con Windows 95. Tenía solo 13 años. Pero no todo termina ahí, una cosa era, por fin, tener un computador en la casa, y otra tener un computador en la casa con internet. Bienvenidos nuevamente al jardín de la memoria donde la imaginación interviene solamente por motivos cinematográficos.

A los 13 años me interesaba mucho la música de Oasis, aún tengo casetes grabados de lado y lado con “Stand By Me” eso nos sitúa en 1997, para mí solo existe la radio 949, y uso bolígrafos para retroceder las cintas. Ya derrocaron a Abdalá por loco, y empezó una ronda de destituciones presidenciales que duró años. En mi casa también nos íbamos derrocando el turno para usar el computador, la preferencia la tenía la “dictadura” de mis padres claro. Tres hijos y una computadora, era una invitación al Kumité. Y se iba a poner peor, y el país también.

Había que hacer los deberes, y si la enciclopedia de la familia no era suficiente tenías dos opciones: Encarta Multimedia, o seguramente pisaste un Café Net, fuente del preciado internet que aún no era tan fácil de tener en casa. Aquí se puso curiosa la historia.

Seguramente cada vez son menos los que recuerdan el sonido del modem telefónico conectándose al internet, glorioso y dramático sonido, dopamina a tope. Aparece en muchos momentos de la cultura pop por ejemplo: en la película The Matrix de 1999, o en la canción “Freeek!” de George Michael.

Cuenca tenía en los noventas varios proveedores de internet, recuerdo ETAPA, Satnet, y Telconet. Las buenas conexiones estaban destinadas a empresas, y oficinas gubernamentales, al mismo tiempo, empezaron a aparecer claves de internet de sabe dios quién, que terminaban siendo de uso colectivo. Claves veíamos orígenes no sabíamos.

Un buen día deciden poner internet en la casa. Yo estaba listo, pero no para lo que el Daniel tenía preparado. Juegos vía modem.

Ya sabíamos desde un principio que esto no iba a ser barato. Así que probamos con un juego que se llama Descent, un shooter de naves en el espacio, podíamos jugar entre nosotros desde nuestras casas, inteligencia de verdad. Nuestra emoción fue directamente proporcional a la ira que tuvieron nuestros padres al ver la cuenta telefónica. Teníamos que turnarnos, y además jugar a altas horas de la noche para que nadie se le ocurra usar el teléfono, porque se desconectaba. Empezó con Descent, después otros incluyendo Doom, o Warcraft.

La adolescencia es una etapa de experimentación, y si a eso le añades acceso a internet en la casa… adiós The Film Zone. Las fotos nunca se cargaron más lento, al mismo tiempo que nunca causaron tanto suspenso. Las razones eran académicas por supuesto. ¿Cuál era el top of mind de los 90s? Playboy “Click here, click here”.   

Y los chats internacionales. Empecé usando el mIRC, predecesor del ICQ. No sé ni cómo es que llegué a esos programas de chat, ni cómo terminé reuniéndome con una señora que conocí en el ICQ, que me mostraba orgullosa las fotos de su hija de mi misma edad. En esa época conecté con varias amistades internacionales que aún continúan. El mundo es el límite. ¿Recuerdan la línea aquella de Jurassic Park en la que el Dr Ian Malcom dice que la vida se abre camino? ¡Totalmente! La vida se abre camino, y busca la colisión, sale a su encuentro. ¿Latin Chat? ¡Cuándo un chat intergaláctico! Futurama.

¿Les dije que sabíamos que todo esto iba a salir caro? El predecesor más caro a esas edades fue el MemoBox, pero no podíamos jugar vía modem en el MemoBox. Entonces el castigo. Chao internet, venga tarjetas de ETAPA y café nets. De consuelo tenía el MTV de los noventas, las series de Sony, y la increíble oferta animada de Locomotion. Algunos usábamos Netscape como navegador Web. ¡NETSCAPE!

 Esos mediados de los noventa vieron nacer eBay y Amazon. Yo tenía una desconfianza con eBay, además de que mis viejos no me iban a prestar una tarjeta de crédito para mis exploraciones, Amazon ni siquiera estaba en mi imaginario de posibilidades. Para todo esto se necesitaba al menos tener un e-mail. Aun uso mi primera cuenta de Hotmail. ¿Yahoo!? Ese estaba destinado a los registros de dudosa procedencia.

El tiempo pasa tan rápido como en esa época de presidentes. Aparecieron los blogs, Bill Clinton y Mónica Lewinsky nunca lo olvidarán. ¡Yo hice este blog en 2007! Las novedades nuevamente con Windows 98, nació Google, con el Daniel escuchábamos el Ok Computer, tomó su tiempo asimilarlo… ¡Échale SimpleText de Macintosh!

“Fitter, happier

More productive

Comfortable

Not drinking too much

Regular exercise at…”





El “Feriado” estaba en camino. The Matrix era “the new shit” con sus preguntas filosóficas “Who Am I?” y sus innovaciones en el cine. Salió ese “You Get what You Give” de los New Radicals, pero seguro no se referían a los Isaías, ni a Mahuad.

Por otro lado, había rumores de que podíamos descargar música gratis desde el internet. ¿Música gratis? No se diga más. Así empecé a usar LimeWire. Napster, el pionero, me llegó mucho más tarde, cuando ya estaban en litigios legales. Era joven pero ya me preocupaba el tema de la libertad en la WWW. Empecé a usar Napster, “traicionando” mi fidelidad por el LimeWire, con la idea paranóica de que en algún momento la policía iba a tocar a la puerta de la casa para encerrarme por piratería. Hasta me imaginaba que me perseguían por la calle mientras caminaba, practicaba mis métodos para perderlos entre la gente como Jason Bourne, solo que aún no estrenaban esa película, así que mejor como Gene Hackman en Enemy of the State. Aún no veía Hackers. ¿Qué le pasó a Jonny Lee Miller? Yo me bajaba dos canciones del internet, y ya me creía un renegado del sistema.

Unos meses antes de la dolarización se estrenaba la que iba a ser la mejor película del cine ecuatoriano “Ratas Ratones y Rateros” de Sebastián Cordero, con una banda sonora maravillosa que incluye a Sal Y Mileto, y Sobrepeso entre otros. Recuerdan “Fin del Milenio” que parecía llegar como para cerrar un ciclo. Yo seguía castigado usando tarjetas de internet de ETAPA, y en las noticias anunciaban cuatro cosas: La dolarización, el Jubileo 2000, Windows Millenium(el peor jamás creado), y el fin del mundo con el Y2K.

Nos graduamos en el 2000. El Daniel y yo ya estábamos en la salida del colegio para celebrar, se acabó una etapa. Yo dije “somos libres” pero con emoción artificial, el me preguntó si sentía algo diferente, yo le respondí que no, como que me daba lo mismo. Millenials a la espera de la odisea del 2001.   

 


lunes, 14 de septiembre de 2020

1Q95

 



Mi generación ha sido afortunada de vivir demasiados cambios en poco tiempo. Esta es una de esas historias que empieza porque yo no podía dormir a las tres de la mañana, mi amigo Juan Francisco pescó, y respondió mi tweet, recordándome que Windows 95 cambió el mundo.

Esto nos traslada al pasado. Yo era un chico de 13 años, joven e insolente, que tenía que imprimir sus trabajos del colegio en algún Café Net, lugares de uso masivo donde te cobraban por el tiempo de uso. Recuerdo que siempre me dieron curiosidad los computadores, aunque me daban más curiosidad los juegos que tenían.

En clases del colegio íbamos a la parte del fondo del laboratorio de computación para poder jugar Jetpack, Prince, Ken, Another World, FIFA, Mario, Wolfenstein 3-D. En ese Windows 3.1 era más fácil ocultar los juegos en las carpetas. Tocaba pelearse un poco para poder jugar un buen turno. Si bien ya había los conocidos “vicios” estos lugares con consolas de videojuegos donde pagabas para jugar por hora, los computadores te podían dar más independencia para jugar, pero no éramos tan conscientes de eso a esa edad. Salvo por mi amigo Paúl que ahorró casi toda su niñez, y se convirtió en el primero de todo el colegio en tener una computadora de escritorio. O fue un gran mito.

Más tarde conocí al Daniel, que tenía una Compaq Presario de algún tipo, después de clases íbamos a su casa a jugar Doom 2. Un shooter, en el que un tipo con escopeta se la pasa descerebrando a punta de disparos a un montón de demonios, que de vez en vez, te daban un buen susto. ¿Alguien le ganó al demonio final? ¿O usaron el buen “iddqd”?

Por fin me llegó la hora. Mis viejos deciden comprar nuestro primer computador. Una Compaq Presario de algún tipo, sí, en Repycom ahí en la Solano. Decían que eran careros, pero qué importaba ya tenía una computadora en la casa con todas las posibilidades a mis pies. A darle palo al pack de discos multimedia con un montón de juegos horribles en los que no se podía hacer nada, y además eran extremadamente educativos. Todo mal. Pero todo iba a cambiar gracias al Guido (nuestro técnico hasta ahora) que en pocos días nos iba a traer el nuevo y flamante Windows 95.

El Guido nos muestra esta caja blanca con el preciado CD. Se tardó un buen tiempo en instalar esta joya tecnológica, yo estaba desesperado por ver qué hace. Lo hizo. Nos explicó un par de cosas, y a monear. Ok, ¿y ahora? Seguía usando el mismo pack horrible de juegos que tenía. Así que como cualquier “mono con huevo” tuve que llevar el preciado CD a clases a mostrarle al Daniel, quien sería el técnico real no oficial de esa Compaq.

Andábamos por ahí presumiendo el Windows 95, solo el Daniel sabía realmente cuál era el potencial de ese sistema operativo. Yo andaba por ahí presumiendo, pero también rezando que mis viejos no se den cuenta de los múltiples paseos que ese CD disfrutó.

Estamos en mi casa con el Daniel después de clases, prende la compu, suena el famoso Microsoft Sound, truinnn truannnn tin tin tin tin, sonido creado por el músico y productor Brian Eno, 3.25 segundos de pura modernidad y futurismo, tiny music, y saben qué, el Microsoft Sound fue creado en una MAC, es más, a Brian Eno ni siquiera le gustan otro tipo de computadores. ¿Sacrilegio? Sí, pero eran los noventas, aun no podíamos con la verdad.




El Daniel que compraba la revista PC World ya sabía un par de trucos, le hacía decir a su compu "fresco con mi compu" cada que cometía algún error, también sabía que el CD de Windows 95 viene con sus “fun stuffs”. Lo multimedia estaba en auge, y claro el CD-ROM. ¿Qué tenía de divertido el famoso Windows? Videos. ¿Alguien ha escuchado a Eddie Brickell? ¿Good Times? ¿Nadie? No está mál, mañana en El Interruptor. También vino con el video de Weezer “Buddy Holly”, tanto nos gustó que el Daniel sugirió que le pongamos de inicio ni bien se prenda la compu. Eso fue un problema porque mi familia tenía que aguantarse a Weezer cada vez que querían usar el equipo. Ese chistecito solo me duró medio día.




Pero había más, el tráiler de esta película Rob Roy que no me causaba ningún interés, y ahora veo que es con el gran Liam Neeson, ya estoy lo suficientemente viejo para verla. También incluye un juego que se llama Hover!, no merece ningún comentario.

El Daniel se encargó de instalar todos los juegos anteriormente mencionados. Fue un largo camino, ya podía asustarme con DOOM 2. Que instaló con varios disquetes, antes era un lujo extremadamente exclusivo tener esos juegos.

Pero las innovaciones no solo se enfocaban en los juegos, sino también en herramientas más útiles como el paquete de Office que incluía procesador de palabras, hoja de cálculo. Word y Excel ¿Qué más podías pedir? La era de Word Perfect y Lotus terminó.

Nosotros nos enfocamos en el DOS, porque desde ahí los juegos funcionaban mejor. El Daniel aprendió a crear menús en DOS para escoger el juego que queríamos usar. Genial. ¿Que qué tiene que ver Windows 95 en todo esto? ¡Nada! Aprendimos a usar mejor el DOS.

Esto nos devuelve al presente, el Juan Francisco me dice en un audio de Whatsapp que Windows 95 cambió el mundo. Sin duda. Vivimos en un mundo creado a través de la ventana de Bill. El Daniel y yo teníamos 13 años cuando Windows 95 entró en nuestras vidas, aun no dimensionábamos lo que podía pasar, aun no estábamos listos para esa conversación, y peor para su publicidad.





Pero bueno, a lo que vinimos:

C: \cd Doom2 (enter)

C: \Doom2>doom2.exe(enter)











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