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Casa de la Lu en Quito, Ecuador
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Cuando vuelvo de un viaje largo me despierto en casa pensando que estoy en otro lugar. Me cuesta decodificar lo que veo, no soy capaz de reconocer la habitación por un momento, como si se difuminara una imagen para descubrir otra.
Tuve esa sensación por muchos días, era como una constante pesadilla, aveces estaba tan desorientado que me creía aun de viaje. Uno de esos días, mientras dormía, me despertaba asustado pensando que mi habitación era una especie de sitio de descanso para viajeros, la norma era que si estaba ocupada, el viajero que quiera usarla debería seguir su camino y no molestar al que descansa ahí. Mientras desvariaba en sueños, trataba de entender ese sistema que solo sucedía en mi pesadilla, pensaba en la generosidad de los viajeros y el respeto que se tienen entre sí. La habitación no funcionaba con seguridades, cualquiera podía entrar y verla, pensaba en el peligro de estar dormido, que alguien entre con malas intenciones. Por eso me despertaba constantemente, confundido entre mi entorno familiar, y el viaje.
Tampoco podía dormir bien a mi regreso. El "trauma" de volver. Nadie me dijo que podía pasarme algo así. Un amigo me guió con este tema más tarde, y en resumen, un famoso viajero empedernido explicaba la necesidad de asimilar lo que le pasó después un largo viaje. Su sistema consiste en ir a un lugar aislado de todo para meditar. Para hacer nada.
Antes de mi regreso, sentía la necesidad instintiva de hacer yoga. Y aunque aun no lo hago, ya me siento de vuelta. Las conversaciones con mi familia y amigos más cercanos me han servido para entender lo que pasó. Aun falta mucho. Mientras tanto puedo tachar "dormir mal" en mi lista de síntomas post viaje.
Les dejo algunas fotografías de mis habitaciones temporales, los refugios inútiles de los estímulos de un viaje.
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Hostal Wild Rover en La Paz, Bolivia |
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Hostal Residencial Sabaya en Cochabamba, Bolivia |
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Casa de Lake en Santiago, Chile |